Los temas que se exponen en este blog plantean una nueva vida, acorde con el nacimiento de un nuevo paradigma,
más holístico, más respetuoso, menos mecanicista. Asistimos al cambio, somos testigos y protagonistas, ya no podemos creernos inocentes; evolucionar, también es cuestionar lo establecido buscando el bienestar común.
Cambiemos el mundo, es posible. Es necesario.

viernes, 28 de enero de 2011

Enseñar a reír

¿Por qué los seres humanos nacemos llorando?

La teoría de llenar los pulmones de aire es muy científica, y como todo lo científico dentro de la línea positivista todavía dominante, no responde a otras instancias de nuestro ser. Creo que los seres humanos lloramos cuando nacemos porque necesitamos llenar los pulmones y porque entramos a este mundo tan poco sutil, tan distinto de donde venimos. Digamos que lloramos a modo de protesta, mucho más si el nacimiento se produce en condiciones poco tiernas; luces de quirófano, médicos, enfermeras, cables, aparatos que hacen ruidos; más aún si tardan en ponernos en brazos de mamá.
El útero materno, visto desde esta vida terrena se convierte en un estado de calma y transición. De cobijo, de experimentación de un lugar al que inconscientemente querríamos volver a lo largo de la vida frente a los avatares de nuestra existencia mundana.
Entonces, ya que sabemos de esta transición, de esta llegada a los gritos, debemos enseñar a reír a nuestros hijos. A reír siempre, a tener la risa, la carcajada y la sonrisa siempre a mano. Es sabido que la risa es terapéutica, que produce bienestar, que mueve refresca y sacude ciertas células. Les sirve de pequeños y de grandes, cuando sean adultos nos van a agradecer tanto ellos como quienes los acompañen en el camino. Es un buen legado!
 Tal vez la palabra no sea enseñar, pero es lindo pensar que así como les enseñamos a comer, les podemos enseñar a reír. Yo me propuse hacer reír a mi bebé a carcajadas varias veces por día desde que tuvo un mes y empezó con sus primeras sonrisas; así como cambiarle el pañal y darle la teta, así de necesario, básico y primario.
Ya tiene diez meses y jugamos y nos reímos a carcajadas juntos: eso, eso es la felicidad!

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