Los temas que se exponen en este blog plantean una nueva vida, acorde con el nacimiento de un nuevo paradigma,
más holístico, más respetuoso, menos mecanicista. Asistimos al cambio, somos testigos y protagonistas, ya no podemos creernos inocentes; evolucionar, también es cuestionar lo establecido buscando el bienestar común.
Cambiemos el mundo, es posible. Es necesario.

viernes, 18 de febrero de 2011

¿A qué se llama crianza con apego? - Parte 2

Considero que el apego es una mirada en la crianza, acorde con con el nuevo paradigma, La posibilidad de entender las conductas de los niños de otra manera, sin agregarle nuestra contaminada visión de adultos.
Durante mucho tiempo se ha creído que a los niños hay que doblegarlos, domesticarlos, para que se porten bien, por el contrario, desde esta teoría se dice que hay que ayudarlos a razonar; y si hubieran hecho eso con nuestra generación,este sería un mundo menos violento? Posiblemente. Esa es la gran responsabilidad ampliada de la crianza, ser conscientes de que estamos criando seres individuales y colectivos; que más allá de lo que hagan nuestros hijos en casa, serán las personas que mañana harán el mundo.




Transcribo la segunda parte de una nota publicada en la revista Criar, de la Asociación Criar con el Corazón de España, que describe muy bien a qué se llama crianza con apego.
"Entrevista a Yolanda González* Por Leticia Jiménez Socia de ACC en Méjico.

¿Qué hemos de trabajar más lo padres que queremos convivir junto a nuestros hijos bajo estas
premisas de respeto y empatía?
Cuestionar el deseo de que obedezcan, sustituyéndolo por el objetivo de que sean razonables.
Criar y educar es un arte que requiere reflexión continua, observación tranquila y preparación.

En su opinión ¿cuál es la mejor edad del bebé/niño, si la hay, para aumentar la familia?
Existe el mito extendido, de que cuanto más seguidos mejor, porque se crían al mismo tiempo y
juegan. O quizá se pelean. Hay cien mil opiniones al respecto. Yo respeto la decisión de los padres,
aunque siempre les informo de que los pequeños necesitan mucho de los papás durante los tres
primeros años de vida. Cubierta esta etapa, poco a poco acceden al mundo exterior, socializándose
con los amiguitos. Dar todo lo necesario al primero para luego atender al segundo, es priorizar a
cada hijo. Traer hermanitos, es otra opción.

¿Existen los celos del hermano mayor hacia el pequeño?
En la generalidad existen, aunque dependen de muchos factores. Es una de las consultas habituales
con los padres. No sólo consultan celos del mayor al pequeño, sino también a la inversa.

¿Qué estrategias serían mejores para manejarlos desde la óptica de la crianza con apego?
Dar espacios individuales para cada hijo, donde se sientan únicos, porque lo son. Reconocer y
no negar la existencia de esos celos sin culpabilizar. Favorecer el diálogo de los sentimientos entre
los hermanos. Éstas son algunas premisas fundamentales que pueden ayudar en el tema de los celos.

¿Cuál debería ser el papel del padre en la crianza con apego? ¿Cómo debe evolucionar este papel según crece el bebé?
El padre debiera estar presente desde el mismo momento del nacimiento. Otra cosa es que su
función vaya a ir cambiando con el tiempo, aumentando su protagonismo en la vida del bebé-niño,
si establece un vínculo seguro a medida que pasan los meses. Hay papás que se angustian porque
el bebé siempre prefiere a mamá. Siempre les digo que es una etapa necesaria, pero no eterna. Por
tanto, que no desaparezcan, porque su presencia afectiva también es esencial aunque no sean los
„preferidos“ durante la lactancia materna.

En un niño pequeño, ¿tiene importancia la familia extensa en su desarrollo (abuelos, tíos,
etc.)? ¿O sólo influyen la madre y el padre?
La familia extensa ha formado parte siempre de la existencia. Es ahora cuando es nuclear, monoparental,
etc. Lo importante es la calidad de la relación. Con mamá y papá, relación cálida; con abuelos y tíos,
¿por qué no?

Muchas veces, a partir de los dos años de edad, cuando nuestros hijos comienzan a dejar
de ser bebés, nuestro ideal de convivencia armoniosa, respetuosa, con apego con y hacia
nuestros hijos se tambalea, incluso a veces se derrumba. En su opinión, ¿qué factores influyen
más en que esto ocurra?
¡Los dos añitos…! Empiezan a manifestar sus deseos, quieren explorar todo, no admiten restricciones
y comienza en los padres la pérdida de la paciencia. Ya no son bebés y el aluvión de consejos comienza
con más intensidad si cabe que en los años anteriores. „Necesita límites“ es la frase preferida de todo
el entorno. ¿Es así? Si vemos el desarrollo como un continuum, es un pasito más que requiere, sobre
todo, complicidad. Sería necesario un artículo entero para hablar de esta edad. Pero adelanto que a
través del juego y la complicidad se consigue más colaboración que con la orden y el llamado límite
puesto a veces incorrectamente.

¿Y cuando realmente ya no son bebés?
Cuando ese pequeñito que mecíamos de pronto es un chaval que nos saca un palmo de estatura, y
es como si fuéramos de planetas diferentes, ¿qué premisas pueden ser útiles para convivir con nuestros
adolescentes? La adolescencia es una etapa realmente crítica en el desarrollo. Buscan su propia
identidad y los padres no son la referencia preferida. Nuevamente, requiere un espacio más amplio
para abordar este tema tan delicado para padres e hijos.

Mucha gente abraza la crianza con apego buscando “resultados” y cuando sus hijos de pronto dan una mala contestación o tienen algún problema se preguntan “¿qué habré hecho mal?”. ¿La crianza con apego puede asegurarnos chiquillos con buen comportamiento?
Ésta es una pregunta frecuente cuando los hijos no responden a nuestra expectativa. “¿Qué he hecho
mal?” ¿Por qué mal? Quizá nos falta ajustar nuestra mirada. Quizá no hemos entendido su momento.
Y sobre todo, quizá idealizamos la relación. Una relación saludable no está exenta de conflictos. El
problema no es la existencia de conflictos, sino aprender a resolverlos a través de la negociación y la escucha.

Muchas veces se nos dice “estás malcriando a tu hijo” cuando uno considera que está respondiendo a sus necesidades. ¿Es lo mismo criar con apego que malcriar? ¿Qué es malcriar?
¿Amar y dar? Éste es precisamente el título de mi libro que saldrá próximamente:
“Amar, sin miedo a malcriar”. No diría tanto criar con apego, sino favorecer el vínculo seguro
en los hijos. Y la forma de lograrlo está en la capacidad de contacto de los padres, la empatía y la escucha.
Estas características no son incompatibles con la firmeza de criterios y límites si son necesarios.
Por el contrario, realmente malcriar desde la la perspectiva del fomento de la salud infantil, es no
dar el amor y la seguridad que necesitan. La sociedad sería más sana y solidaria si el amor estuviera verdaderamente presente desde la infancia hasta la vejez.

Revista CRIAR

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